Pahlivân

Pahlivân

“Su cuerpo férreo, estampa indómita

y musculatura maciza eran el emblema

del vigor de su fe, de la misma manera

que sus ejercicios deportivos eran la expresión

de vivencias y formas espirituales profundas”.

Juan Goytisolo ('Los Atletas de 'Alî')

PAHLIVĀN

PAHLIVĀN. Del persa pahlivān: caballero, héroe, luchador / Practicante de zūrjāne ('casa de fuerza' en persa), antiguo arte marcial persa / En turco, pehlivan. Practicante de yağlı güreş, lucha tradicional turca / Blog sobre deporte y tradición, dirigido y fundado por Halil Bárcena, doctor en filología árabe, escritor y director del Institut d’Estudis Sufís de Barcelona (Catalunya), el mes de marzo de 2014. Información: sufismo786@yahoo.es

viernes, 26 de diciembre de 2014

Montaña y humildad

Ir a la montaña con humildad


"Iremos a la montaña sin intermediarios, sin asistencia, sin ayudas externas, con humildad, sin querer ser superiores a la montaña. Haremos que nuestros pasos no se noten, siguiendo un camino ecológico, sin dejar nada más que nuestras huellas, que el viento borrará".

[Kilian Jornet en Runner's World, nº 144, febrero 2014, p. 72].

lunes, 22 de diciembre de 2014

Ciclismo, una experiencia espiritual

Ciclismo, una experiencia espiritual

"Cuando J. K. Starley y Rover fabricaron la primera bicicleta de dos ruedas moderna tal como la conocemos hoy, pensar que algún día ese aparato llevaría a hombres y mujeres mortales hasta las montañas parecía más ridículo que creer que entre las cumbres de los Alpes y los Pirineos merodeaban dragones, brujas y dioses. La hazaña de Starley tuvo lugar en 1885. Para la hazaña del Tour de Francia quedaban todavía 18 años. Ya se habían conquistado gigantes alpinos como el Mont Blanc y la Meije, pero las montañas seguían provocando terror. Cuando, en su octavo edición, el Tour de Francia se atrevió a cruzar los Pirineos por los puertos del Tourmalet y el Aubisque, se tildó a los organizadores de 'asesinos'. Al año siguiente llevaron a los mejores y más valientes ciclistas del mundo a los Alpes y se los llamó 'bandidos'.


Sin embargo había nacido una relación de amor tan turbulenta y arriesgada como las propias escaladas. Estaba destinada a impulsar el ciclismo hacia una nueva dimensión. Con cada carretera que se esculpía en las rocas, se perdía, quizá, un fragmento del misterio de la montaña, pero en su lugar aparecía uno nuevo. Para los ciclistas, el Galibier y el Mont Ventoux se convertían en lo que fueron el Eiger y el Cervino para los escaladores del siglo XIX. Alcanzar la cumbre suponía desafiar a la naturaleza y a la gravedad, jugar con los límites de la resistencia humana. Era una experiencia visceral, espiritual, que inspiraba hazañas heroicas que a su vez inspiraron poéticos retratos".

[Daniele Friebe-Pete Goding, Ascensiones míticas. 50 puertos de leyenda que deberías coronar, Lunwerg, Barcelona, 2012].             

miércoles, 10 de diciembre de 2014

El espíritu del rugby

El espíritu del rugby


“En 1850 la revista Punch publicó lo que podría definirse como la regla de oro del nuevo orden: "Deportista es todo aquel que no solamente ha vigorizado su musculatura y desarrollado su resistencia por el ejercicio de algún deporte, sino que en la práctica de ese ejercicio ha aprendido a reprimir su cólera, a ser tolerante con sus compañeros, a no aprovechar una vil ventaja, a sentir profundamente  como una deshonra la mera sospecha de una trampa y a llevar con altura un semblante alegre bajo el desencanto de un revés”. 

La definición se convirtió en todo un credo para los flamantes sportman y sirvió de fuente de inspiración para los defensores de un emergente deporte que iba a afrontar el descomunal reto de tratar de conciliar la violencia de las actividades populares más groseras con el fair play que empezaba a ganar terreno entre los jóvenes estudiantes: el rugby".

[Albert Turró, El tercer tiempo. Todo lo que hay que aprender de rugby mientras se beben unas cervezas, Saga, Barcelona, 2010, p. 23].

jueves, 4 de diciembre de 2014

Correr y no parar

Correr contra el instinto de parar



"Tú y yo sabemos que correr nos hace sentirnos muy bien porque hemos hecho de ello un hábito. Pero si se pierde este hábito, la voz que se hace oír dentro nuestro es el antiguo instinto de supervivencia que te impulsa a descansar. Y he aquí la amarga ironía: nuestra magnífica resistencia le proporcionó a nuestro cerebro la comida que necesitaba para crecer y ahora el cerebro socava nuestra resistencia. "Vivimos en una cultura que ve el ejercicio extremo como una locura", dice el doctor Bramble, "porque eso es lo que nos dice el cerebro: por qué hemos de forzar la máquina si no es necesario?".

[Christopher McDougall, Nacidos para correr. La historia de una tribu oculta, un grupo de superatletas y la mayor carrera de la historia, Debate, Madrid, 2011, p. 284].